Ulrich Conrads: “Arquitectura, escenario para la vida»
A través de la lectura de éste libro publicado por el autor Ulrich Conrads en el año 1977 y editado por Hermann Blume Ediciones, quisiera hacer una breve reflexión sobre la relación del espacio interior-exterior, haciendo hincapié en el espacio privativo del hombre, su propia vivienda.
Este libro nos muestra varias formas de ver una ciudad; la que se da cuando recorremos sus propias calles, formando parte de la escena de lo que allí ocurre y sobre la que no solemos reparar cuando vamos caminando a través de ella, y la que se da cuando observamos desde fuera, es decir, con una mirada de espectador; el que observa claramente la ciudad y lo que en ella ocurre sin formar parte de la escena, como un ojo visor, que mira a lo lejos desde una ventana.
Y es que según apunta el libro, el ser humano, cuando recorre tanto espacios exteriores como interiores, siempre busca «un espacio propio», en el que sentirse arropado, cómodo, seguro, resguardado, en definitiva, su espacio privado.
La importancia para las personas de encontrar y conservar, su propio espacio, así como todos los factores externos que en él influyan, son vitales para el desarrollo de nuestra vida, ya que ello determinará la forma en la que lo habitaremos, nuestra capacidad de socialización, nuestra intimidad, en definitiva, nuestra salud física y mental. Esto es más palpable cuando de nuestra vivienda se trata, aquello que llamamos «nuestras cuatros paredes».
Uno de esos factores externos de mayor impacto sobre una vivienda, así como en cualquier otro tipo de usos arquitectónicos – como apunta Richard Neutra-, es su valor locacional. Josef Lehmbrock ilustra y describe claramente esta idea en un esquema que este libro nos muestra. Esto me lleva a reforzarme en la idea de que el espacio que más efecto causa sobre nosotros a nivel vivencial es en primer lugar nuestra propia vivienda, ya que en ella pasamos más de un tercio de nuestra vida. Y después e inmediatamente, la ciudad, con sus calles y su arquitectura, en la que también pasamos gran parte de nuestra vida.
Por ello, cabe destacar la gran responsabilidad que nosotros, como interioristas, tenemos a la hora de hacer frente al diseño interior de cualquier espacio, ya que nuestras acciones proyectuales provocarán unas sensaciones u otras influyendo directamente sobre nuestro comportamiento, y en consecuencia sobre nuestro bienestar general.
FUENTE: Conrads, Ulrich (1977).
ARQUITECTURA, ESCENARIO PARA LA VIDA.
Madrid de edición: Hermann Blume.